miércoles, 17 de febrero de 2010

YOLANDA SOLER, UNA PEQUEÑA GRAN MUJER

La localidad madrileña de Móstoles, patria chica de otros ilustres olímpicos con el portero Iker Casillas o el gimnasta Rafael Martínez, vio nacer a Yolanda Soler el 9 de enero de 1971. Su padre era una gran aficionado al judo y a los seis años llevo a su chiquilla al Gimnasio Lee. Yolanda empezó a practicar el judo, pero con su carácter inquieto no dejo de apuntarse también al fútbol, gimnasia deportiva, atletismo, balonmano…. Donde había una competición deportiva allí estaba la menuda mostoleña. A los trece años su padre y su entrenador Lee coincidieron: “aprendiz de todo oficial de nada”. Tenía cualidades para el deporte pero debería escoger una modalidad. Soler no lo dudo un momento: Quería ser yudoca, una gran elección como veremos. A los quince años se proclama campeona de España Junior y repetirá título en 1987, 88 y 89. Yolanda no tenía rival en España en su categoría. Al año siguiente pasa ya a sénior pero ello no es obstáculo para que Soler Grajera vuelva a lograr el titulo nacional. En 1991 comienzan a llegar los triunfos internacionales: gana el campeonato Internacional de Múnich (su primera victoria en las pruebas de la Copa del Mundo), naturalmente vuelve a imponerse en el Nacional, un torneo que ya prácticamente era suyo, y obtiene su primera medalla europea, al quedar tercera en Praga.
Entones llega la primera tentación desde Alicante, Sergio Cardel, el que era entrenador de la luego campeona olímpica, Miriam Blasco, se fija en esta joven de apenas 1,50 de estatura y 48 kilos de pesos, pero pura fibra, que no deja de atacar constantemente sobre el tatami. Cardel le habla de un sistema de entrenamiento más personalizado y con más argumentos científicos pero que tenia que irme a Alicante junto a Miriam. A Yolanda lo del entrenamiento la fascinaba pero lo de irse de Móstoles era ya otro cantar, “Yo en Madrid lo tenia todo, en primer lugar mi familia a al que adoro y al que me apoyo incondicionalmente a que mis sueños se hicieran realidad, mis amigos, mi novio, mi club, todo me funcionaba, solo tenia la espinita de un sueño más ambicioso.” La semilla quedo allí. El 1992 era un año mágico, España organizaba su primera
Olimpiada y todos los deportistas españoles aspiraban a participar en ella. Yolanda continúa su carrera triunfal en el Nacional (siete años consecutivos siendo al mejor, como junior o como absoluta). En el europeo de Paris, escala un peldaño y gana la plata derrotada solo porla francesa Novak .Y con 21 años disputa sus primeros Juegos Olímpicos. Miriam Blasco y Almudena Muñoz habían abierto el camino , logrando las dos primeras medallas del deporte olímpico femenino, y Yolanda estuvo muy cerca de secundarlas. Comenzó el torneo derrotando a la coreana Hee-Joon y poco después a la polaca Roszkowska, una rival con la coincidiría muchas veces a los largo de su carrera deportiva. En tercera ronda se encuentra con una rival de cuidado , la británica Briggs, dos veces campeona del mundo y tres de Europa, y con una gran experiencia a los 29 años. A los 20 segundos del combate Briggs ya se había anotado una ventaja técnica ( koka) luego le siguió un yuko y a continuación logra un “ippon” por inmovilización que corta la carrera de Soler. Quedaba la repesca en busca de un bronce. Exenta en la primera ronda se enfrenta a continuación a la canadiense Lastrade , en un asalto muy técnico donde ninguna de las yudocas logra ninguna ventaja. Serian los jueces quienes decidieron el pase de la madrileña a la siguiente ronda. La trayectoria olímpica en Barcelona finaliza en el siguiente combate con la cubana Savón, otra veterana , derrota a la joven española por inmovilización a los 40 segundos de iniciarse la pelea. Yolanda logra la séptima plaza , un diploma olímpico, y un buen bagaje de experiencia. Cuando finalizan los Juegos ocurren muchas cosas en la vida de Yolanda, primero tiene que operarse del hombro, su gran talón de Aquiles, y luego decide trasladarse a Alicante. Sergio Cardel, el entrenador de Miriam Blasco y quien había metido el gusanillo a Yolanda, había muerto poco antes de los Juegos, pero la propia Miriam y Josean Arruza, su actual entrenador, la convencen. Como ella mismo reconoce fue algo crucial en su vida “Ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida, allí descubrí que pasase lo que pasase al final de mi carrera, el camino habría merecido la pena”. Aún así el 93 no fue un buen año para Yolanda, la recuperación de su operación freno su carrera, por primera vez en ocho años no gana el título nacional, y su mejor actuación fue el quinto puesto en el Mundial de Hamilton, donde la italiana Tortora, una rival inferior a la madrileña, la apea del podio. Los mundiales serian la asignatura pendiente de Soler.
En 1994 vuelven los triunfos: se cuelga el bronce en el campeonato del Mundo Universitario, Yolanda había empezado a estudiar el INEF de Madrid, aunque el traslado a Alicante , donde no había esta carrera, la obligo a pasarse a Psicología por la Universidad a distancia. Recupera el título nacional , gana el Torneo Internacional de Polonia y queda tercera en el Villa de Paris ( el Roland Garros del judo) y por fin obtiene el oro en el campeonato de Europa en Gdansk (Polonia) derrotando en la final a la francesa Melaux. En él años preolímpico Yolanda sigue fiel a su trayectoria y gana el título nacional, repite el oro en el campeonato Internacional de Polonia y el bronce en el Villa de Paris y gana su segundo europeo, esta vez en Birmingham y de nuevo con la francesa Melaux como rival en la final. Al termino de su victoria en tierras inglesas apunta su objetivo prioritario “Mi meta, apunta sin vacilar, es estar en el podio de los Juegos olímpicos de Atlanta. Desde que concluyo Barcelona-92, todo lo que estoy haciendo va encaminado a los próximos Juegos. Se van preparando los campeonatos del mundo, los europeos, pero todo enfocado a los Juegos Olímpicos”. Toda una buena premonición. Y llega el año esperado Soler se prepara a conciencia, aunque tenga parones en su entrenamiento. Para no perder la costumbre ganó el título nacional, y ya son diez entre categorías inferiores y absolutas, desgraciadamente también será el último. En el Villa de París sube un escalón y logra la medalla de palta y añade un nuevo europeo a su palmarés al ganar la final en La Haya a la alemana Pelberg. Pero sus hombros siguen dándole molestias. La madrileña recuerda el día antes de partir para Atlanta “estábamos Miriam y yo en el hospital reduciéndome el hombro izquierdo, todo el mundo decía, pero esta chica como va a ir a Atlanta. Así es imposible, pero me trataban de animar y me pedían autógrafos. Al día siguiente en el aeropuerto ,al empujar el carrito con las maletas me dolía tanto el hombro que casi no podía ni moverlo. Al llegar a casa mi padre le dijo a mi madre “olvídate con el hombro así es imposible que haga nada” pero ya veis si pude.” Yolanda ha tenido siempre adoración por su familia, pocas veces se habrá alegrado tanto de llevarle la contraria a su padre. En Atlanta el judo es de los primeros deportes en entrar en liza y las alegrías para los españoles llegan pronto. Ernesto Pérez logra la plata el primer día de competición, cuatro días después Isabel Fernández logra el bronce. Yolanda compite el día 26 de julio, el último de las pruebas de judo, su estado físico no es propicio al optimismo pero la madrileña es una luchadora y lo va a demostrar. Comienza el torneo ante la canadiense Lepage que apenas le dura dos minutos a Soler. Yolanda anota dos “kokas” antes de logra el “ippon” definitivo. El comienzo no ha podido ser más espectacular. En segunda ronda espera la británica Heron que sufre igual suerte que la canadiense. Un “koka” y dos “yukos” dan paso al “ippon” en un combate que Soler ha dominado de principio a fin. El hombro sigue dando molestias pero todavía queda un combate para terminar la jornada matinal, en él se enfrenta a una vieja conocida, la polaca Roszkowska, y Yolanda vuelve a dar una nueva exhibición. Un “koka”, dos “yukos” y un “wazari” colocan a la madrileña en al final de su cuadro. La mañana ha sido impresionante y ninguna de sus rivales ha sido capaz de apuntarse un punto ante la rapidez de Soler.
Quizá esa superioridad exhibida fue la que la hizo confiarse en el siguiente combate. Enfrente tenía a la norcoreana Sun Kye, una total desconocida. Algún técnico aventuraba “la norcoreana le va perfecto. Es zurda y va a piñón fijo”. Efectivamente la asiática iba a piñón fijo, a victoria por combate, y su choque ante Yolanda no fue distinto. A pesar de los gritos de Miriam Blasco que la pedían desde la grada, que se moviese, que no la dominase, Kye a poco de comenzar, una zancadilla, un agarrón y la espalda del Soler al suelo. “Ippon”: “Me cazo. Eso es a lo que tenemos todos un poco de miedo en el judo. Me levanto ahí y parecía una grúa. No he podido hacer nada más” comentaba Yolanda ,al termino del asalto, que esperaba en esta ronda a la china Liu y se encontró con la gran sorpresa de Kye que luego volvería a dar otra al ganar la final a la gran favorita, la japonesa Tamura.
Pero había que sobreponerse porque quedaba todavía la opción del bronce. Y en diez minutos ya era la Yolanda Soler eléctrica de siempre. El último obstáculo para subir al podio era la argelina Souakri. La madrileña no se precipito, marco un “yuko” y luego controlo el combate siguiendo los consejos de Blasco que se desgañitaba desde la grada “dinámica, dinámica, ten cuidado, tira, arrastra”. Afortunadamente el combate finaliza sin más contratiempos y Yolanda Soler se hace con el bronce. De la decepción se pasa a la alegría, cuando sonó la bocina que ponía fin al torneo salto, rio y gesticulo en dirección a la grada donde estaba su entrenadora, luego lo primero que hizo es llamar a sus padres, con un teléfono que le pasa un periodista: “¿habéis sufrido mucho?” Pregunto y añadió, más tarde os llamo que ahora voy a recoger al medalla. Luego recibió la felicitación de la Infanta Cristina que había acudido a ver la tercera medalla que lograba el judo español en Atlanta. Una vez con la medalla la cuello llegaría la hora de las reflexiones “después del combate con la norcoreana, sentía rabia, mucha rabia. Tantos años entrenando, tantos esfuerzos y se me había escapado la final. Pero luego pensé en lo que había hecho por estar aquí y salí con todas mis ganas ante la argelina”.
Preguntada por su hombro añadía “ahora está bien, no me acuerdo de nada, pero cuando regrese a España tendré que operarme”. También es la hora de las dedicatorias. “a mi familia que siempre me ha apoyado y a mis entrenadores, Miriam y Josean”.
Efectivamente Yolanda se opero al regreso de los Juegos, Sídney era su objetivo para lograr el oro que se le escapo en Atlanta, pero las cosas no rodarían como quería esta menuda rubia mostoleña. La recuperación no fue todo lo satisfactoria que hubiera deseado y paso el 97 prácticamente en blanco, y como en el 93 no añadió ninguno titulo a sus ya repletas vitrinas. Al año siguiente empezó a ver de nuevo la luz y gana el bronce en el europeo de Oviedo, es su sexta medalla continental. Pero su mejor “ippon” y uno de los mejores de su vida lo anota. cuando se casa con José Tomas Toro, también judoca y olímpico como Yolanda en Atlanta. Del matrimonio nacerán un chico y una chica, que con los genes que tienen, poco nos extrañaría que pronto los viésemos ganado sobre el tatami.
El 1998 lo complemente Yolanda ganando el bronce en el europeo por Equipos. El año siguiente será el último de Soler como yudoca en activo. En el campeonato nacional, y por primera vez en muchos años, sale derrotada. Otra madrileña, Vanesa Arenas, toma el relevo. El hombro no deja en paz a Yolanda, y llega el terrible momento de tomar la decisión de retirarse “fue una decisión muy dura porque me hubiera gustado retirarme después del Sídney pero no pudo ser. Yo no entendía que si había sido capaz de realizar toda mi carrera con el hombro mal porque ya no. Pero tenía tantas cosas dentro del hombro que ya era imposible”.
Fue una retirada de la competición pero no del judo. Junto a su marido monta un gimnasio en Villajoyosa y comienza su labor pedagógica que continua hasta la actualidad. En el 2003 la familia Toro-Soler se traslada a Pamplona donde Yolanda es la entrenadora del centro de Tecnificación de Larrabide y compagina este puesto con el de seleccionadora nacional femenina sub-23. Finalmente en 2009 es nombrada seleccionadora femenina absoluta . Confiemos que en Londres-2012 podamos ver a esta menuda madrileña sufriendo y disfrutando como lo hizo Miriam Blasco con ella en el 96.La historia de Yolanda Soler es la de una verdadera apasionado de su deporte , cuando contacte con ella , rápidamente me ayudo en todo los datos que necesitaba, y me envió también una dedicatoria que no me resisto a transcribir íntegramente. En ella se refleja lo buena persona y la gran deportista que es Yolanda Soler.
“ Los años vividos en Alicante no los cambio por nada, pero soy Madrileña de corazón y doy las gracias a todos los que me han ayudado a estar donde estoy y a ser lo que soy. Gracias a Lee porque me enseño hacer y amar el judo, gracias al Budokan que me ayudo en los momentos difíciles, gracias al Han-ku y sobre todo a la familia Cabas, ellos fueron muy especiales para mí. Gracias a mi amiga Chus, que entreno conmigo todas las mañanas. Miriam Blasco y Josean Arruza me llevaron a lo más lato del Judo, me enseñaron a competir y también gracias a ellos hoy puedo ser una profesional del Judo. Además son grandes amigos. No me puedo olvidar de las chicas de la Albufera, ellas saben quiénes son. Alicante era mucho mejor con ellas. Y por ultimo en este agradecimiento tan largo, MIL GRACIAS A MI FAMILIA, ELLOS HAN SIDO Y SON LO MAS MI IMPORTANTE EN MI VIDA”
Gracias a ti Yolanda.